Evaluación permanente de la formación


Fuente:http://www.eleconomista.es

La formación necesita modernizarse. Nuestra Formación para el Empleo sólo recibe críticas globales, lo cual me parece injusto y poco riguroso. Es verdad que el sistema tiene fallos que hay que solucionar de inmediato, pero también se ha demostrado eficaz en muchos aspectos. En cualquier caso, parece urgente hacer un esfuerzo para alinear completamente la oferta formativa con las necesidades de nuestro tejido productivo y ceñirla a puestos de trabajo concretos, para lo cual hay creada ya una amplia red de expertos. Además, es básico introducir objetivos medibles y estar permanentemente evaluando su eficacia.

Medir los beneficios de la formación

No es cierto que los resultados de la formación no sean medibles por tratarse de un intangible. Existen herramientas que nos permiten medir hasta en cuatro niveles los resultados. El primero sería la satisfacción del alumno, es decir, su percepción subjetiva acerca de la actividad formativa. El segundo anillo de medición consistiría en evaluar qué sabía el alumno antes de iniciar esa formación y qué sabe al concluirla. Se trataría de analizar habilidades, destrezas y conocimientos antes y después de formarse. En tercer lugar, se trataría de analizar la aplicación real al puesto de trabajo y, en cuarto lugar, se trataría de analizar la productividad y competitividad ganada por el empleador, así como la empleabilidad y también la productividad que genera el empleado. La medición de los resultados de la formación debe ser ya un ejercicio permanente y paralelo al de la ejecución.

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