Fuente: http://www.lavozdigital.es
La formación es el arma más segura contra el desempleo y un elemento clave en el crecimiento económico.
En los países desarrollados, las áreas estratégicas en formación y los estándares educativos son motivo de análisis permanente. Desde la enseñanza obligatoria hasta la superior, pasando por la FP y la formación continua, todos los espacios de la estructura formativa son cruciales para nuestro despegue tanto personal como colectivo. En pleno siglo XXI, ya no cabe hablar de vías de primera o de segunda, ni de alumnos mejores o peores, según la opción que se elija, bachillerato, universidad o FP. Debemos, por el contrario, destacar la libertad de elección y, especialmente, la garantía de que, sea cual sea el camino elegido, el éxito dependerá del propio esfuerzo. Pero, para ello es necesario que el sistema responda, tanto en estructura como en funcionamiento, a lo que es una evidencia en las sociedades más desarrolladas. Y, en nuestro país, ni una cosa ni la otra han respondido en los últimos años a las necesidades formativas que requiere la sociedad. Tenemos problemas en todas las etapas formativas, pero son especialmente acuciantes en el caso de la FP y de la Formación Continua. El 28,4% de los jóvenes, el doble de la media de la UE, abandona el sistema educativo, abandono y fracaso que en Andalucía sube al 34%, sin haber obtenido ninguna capacitación profesional para acceder a un trabajo. Nuestra FP se encuentra alejada de las demandas laborales y de las necesidades de los propios alumnos. Muchos programas engordan la oferta de FP sin ninguna evaluación rigurosa y sin análisis que asegure que las opciones disponibles son las más adecuada para el empleo. Ello explica que, como señala el Eurobarómetro, España ocupe la última posición de la UE en el interés que despierta la FP.
Para ver el artículo completo pulsar aquí